Cuando nos encontramos con la verrucaria, vemos que estamos ante un manojo de tallos verdes grisáceos, algo destartalados que rara vez excede los dos palmos de altura, espolvoreado por los pequeños puntos blancos de sus flores. A veces crece solitaria, otras en comunidad formando una alfombra vegetal siguiendo caminos, tierras en barbecho y remansos de barrancos.
Como siempre, es al dar unos pasos más hacia ella como podemos apreciar correctamente a esta planta, que pese a formar parte de la familia de las boragináceas, poco se asemeja a ellas. De cerca podemos apreciar su olor fétido y ver los pelos grisáceos que la cubren además de sus pequeñas flores blancas entorno al botón amarillo agrupadas, ligeramente enroscadas, en la característica forma de cola de escorpión que le da uno de sus nombres.
Esta planta anual, arraiga en ambientes ruderales, junto a carreteras, cascajeras fluviales, remansos de barrancos y es pionera en colonizar terrenos removidos y zonas en barbecho; está preparada para ello. En su zona no hay hierbas más altas ni árboles que puedan darle sombra, vive continuamente expuesta al sol y, más aún, lo busca activamente ya que lo sigue en su curso a lo largo del día. Los pelos grisáceos que la recubren son su principal escudo frente a la deshidratación y a la larga exposición al sol que tanto busca.
Sus hojas son ovadas a elípticas, de base cuneada a redondeada, de tallos ligeramente caídos que se encuentran en forma ascendente.
De junio a octubre echa sus flores blancas, de 2-4mm de diametro, con 5 pétalos blancos soldados en la base, agrupadas en las cimas similares a colas de escorpión.
El fruto es una cápsula glabra o pubescente normalmente rugosa.
El término heliotropium, de forma latina, proviene del griego helios (sol) y tropé (vuelta) por su capacidad para seguir el curso del sol. El epíteto europaeum designa su localización Europea, ya que se encuentra principalmente en el sur, centro y norte de europa, además del norte de África y suroeste de Asia.
Debido a la forma de sus inflorescencias se le suponían propiedades contra las picaduras de escorpión, algo que el tiempo y la ciencia han acabado por desestimar. Del mismo modo que se le asociaba la capacidad de generar sueños premonitorios al ponerla bajo la almohada; parece ser que su alta toxicidad, debido a un alcaloide en su composición, pudiera explicar algún trastorno en los sueños fruto de la intoxicación.
También se la valoró como planta medicinal, apuesta más acertada, y aparece en la Capitulare de villis vel curtis imperii de Carlomagno que ya vimos con la Achicoria silvestre.
Además de usarse en emplasto para quitar las verrugas, la verrucaria es usada como colerético, colagogo, febrífugo, emenagogo, cicatrizante y desinflamatorio, entre otros.
Hoy podemos observar a estos escorpiones verdes que, pese a también tener veneno, dejaron para otras plantas los aguijones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario