sábado, 29 de agosto de 2020

Rubus ulmifolius, zarzamora, esbarzer, zarza, mora.

 
Paseando junto al río nos encontramos con estos impenetrables muros de verde oscuro y afiladas espinas curvas que pintan con el blanco o rosado de sus flores en primavera y con el rojo y negro de sus magníficos frutos en verano. Es por estos últimos que conocemos la planta y por los que nos acercamos a ella; pero, como ocurre con otras muchas cosas, hay mucho más allá de la simple utilidad.

La zarzamora es un arbusto perenne de la familia de las rosáceas que puede llegar a alcanzar los dos metros de altura. Las ramas son tallos que nacen de la base llamados turiones de color violeta oscuro y presentan fuertes espinas en forma de garfios muy afilados que se agarran con gran eficacia, como puede corroborar cualquiera que haya ido a recoger sus frutos.

 
Cuando te acerques a ella ten bien presente que estás ante una conquistadora. Lanza sus tallos hacia arriba en rápido crecimiento, regresando al suelo con el peso y, al llegar otoño, enraizan extendiendo sus dominios. Además, al llegar el verano sus frutos, esas moras dulces con el característico sabor a planta, ligeramente áspero, más silvestre que el de la morera, son digeridos por los pájaros, dispersando sus semillas, multiplicando el efecto invasivo. Es por eso que se extiende con asombrosa facilidad, pudiendo llegar a colonizar zonas extensas de bosque, monte bajo, laderas o formar grandes setos en un tiempo relativamente corto.
 

Sus hojas son imparapinnadas, compuestas por tres o cinco foliolos de forma elíptica ovada con borde dentado o aserrado. Presentan un color verde oscuro en el haz y un blanco tormentoso (cubierto de pelillos) por el envés.

Echan flores el segundo año en las axilas de las hojas. Sus flores, hermafroditas, de color blanco o rosado surgen a partir de mayo. Tienen cinco pétalos ovalados de unos 10-15mm, cinco sépalos grises o tormentoso blanquecinos y múltiples estambres. Nacen en racimos, dando lugar a inflorescencias de forma oblonga y piramidal.

 
Su fruto, la mora, lo más conocido de la planta, suele crecer en los meses de junio y agosto. Como bien sabemos es comestible y está formado por muchas pequeñas drupas arracimadas y unidas entre sí (polidrupa); crece en verde, cambia al rojo al llegar a su tamaño máximo y torna en negro al madurar. Su sabor dulce lo hace muy popular para la preparación de pasteles, postres, mermeladas y licores.


La planta tiene propiedades astringentes, antisépticas urinarias y bucales y también diuréticas. Se utiliza para curar heridas y úlceras de la piel haciendo una cataplasma con las hojas machacadas. Se consume en infusión para tratar diarreas, hemorroides y gastroenteritis, así como para tratar la fiebre. 


Con las cortezas de los tallos se confeccionan cuerdas. En la tradición anglosajona se utilizan para coser las colmenas de paja, también llamadas skep hives.

También se ha utilizado como sustituto del tabaco.

En cuanto a su nombre, el término Rubus proviene del latín y parece referirse a zarza o rojo. El epíteto ulmifolius hace referencia a su parecido con las hojas de olmo.
 
 

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