Junto a nuestros pies, entre matorrales, a no más de un palmo de altura, se alzan erectos los tallos rojizos de la Herba pinzell. Erizados de pequeñas y alargadas hojas verdes, estas columnas vertebrales soportan unas características esferas ovaladas de color rosado provistas de vistosas gorgueras color violeta.
Perteneciente a la familia de las primuláceas, se trata de una planta melífera de tallos ramificados y vellosos, capaz de crecer en suelos muy pobres, entre matojos y matorral bajo, bordes de caminos y laderas pedregosas, que aprovecha la vistosa coloración de sus flores.
Las hojas se agrupan alrededor del tallo sin peciolo, son pequeñas, estrechas, alternas y carnosas, con forma redondeada en el extremo (recuerdan a las del brezo). Suelen presentar manchas negruzcas en el margen.
Su periodo de floración es de abril a verano. Presenta inflorescencias moradas o rosadas, de cáliz acampanado. La corola es de una sola pieza y del centro de esta emergen 5 estambres con antenas amarillas y anaranjadas. El cáliz tiene forma de bolsa cerrada por arriba por 5 dientes triangulares. El labio superior mayor está dividido en 3 lóbulos escotados, el inferior posee solo 2 y aun menores.
Su fruto es una pequeña cápsula globosa de 0,5 a 2mm, almacenado en el cáliz, que contiene de 4 a 6 semillas papilosas.
Tradicionalmente se ha utilizado la Coris contra la inflamación de las vías urinarias, las úlceras, los cálculos, para tratar heridas, diarrea, neumonía y sífilis. Su sabor, excesivamente amargo, induce al vómito. Y también se le ha asociado la capacidad de favorecer la soldadura de huesos, como indica su nombre común de hierba soldadora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario