Verde, oleoso, tierno y aromático.
El romero es una planta leñosa perenne y enhiesta que rara vez llega por estos lares a los 2m de altura (existe una variedad, el romero rastrero, más achaparrada). Sus múltiples tallos en la juventud están cubiertos de cierta vellosidad que pierden al tomar el color grisáceo y la corteza resquebrajada propios de la vejez.
De origen mediterráneo, crece en una gran variedad de suelos desde el litoral hasta la montaña, arraigando a la perfección en los suelos secos y arenosos que nos rodean; siendo el compañero perfecto de tomillos, romeros, coscojas y algarrobos.
Sus hojas, pequeñas y abundantes, son opuestas, enteras, sésiles, coriáceas, de forma linear lanceolada, margen revoluto, anverso verde y envés tormentoso de un color blanquecino-grisáceo.
En primavera y otoño crecen, en la unión de la hoja con el tallo, sus flores de 5mm de largo de color azul, rosa o blanco, bilabiadas de una sola pieza, con cáliz verde o algo rojizo. Son flores muy aromáticas y melíferas que surgen en la parte superior de las ramas.
Su fruto, encerrado en el fondo del cáliz, es una tetranácula de 1,5 - 3mm por 1 - 2mm ovoide, de color parduzco con una mancha clara en la zona de inserción.
A finales del s.XVIII, Carlos Linneo fijó el nombre de esta planta en Rosmarinus officinalis pese a la gran similitud entre el romero y la salvia, debido a una diferencia existente entre los estambres de ambas plantas. En el 2017, la revista taxon de la Internacional Association for Plant Taxonomy cambió el nombre a Salvia rosmarinus, incorporando el romero como una de las múltiples especies dentro del género de la salvia.
El epíteto officinalis de la vieja nomenclatura hace referencia a los usos terapéuticos de la planta.
Como algunas otras plantas que ya hemos ido viendo, el romero aparece en el edicto de Carlomagno: Capitulare de villis vel curtis imperii, debido a sus múltiples propiedades medicinales.
Y es que aunque se trata de una planta muy apreciada por su valor ornamental, sus popiedades medicinal han sido la principal causa de su relación con el ser humano.
En cuanto a sus múltiples usos medicinales, podemos diferenciarlos entre usos internos y externos.
Un uso interno, principalmente mediante infusión, ofrece propiedades estomacales, antiespasmódicas, carminativas, antihistéricas, emenagogas, estimulantes, aromáticas, tonificantes, coleríticas, colagogas, diuréticas, mucolíticas, antisépticas.
El uso externo presenta propiedades antisépticas, parasiticidas, analgésicas, antiinflamatorias, cicatrizantes y desinfectantes.
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