sábado, 28 de noviembre de 2020

Globularia alypum, corona de frare, alipo, corona de fraile, siemprejunta, zocollada, saullada, foixarda, saullà.

Al pie de coscojares, entre tomillos y romeros, encontramos las densas matas de la corona de frare con sus tallos leñosos laureados de verde gris, terminados en las testas de monjes entre azul y morado que le otorgan su nombre. 
Se trata de una planta perenne de la familia de las globuráceas, muy ramificada, cuyos tallos erectos alcanzan los 30-60cm.
Sus hojas pequeñas de 1-1,5cm de longitud por 0,2-0,5cm de ancho son perennes, coriáceas, ovaladas, lanceoladas y de un color verde grisáceo.
Florece en abril y otra vez con las primeras lluvias de otoño. Sus inflorescencias, pequeños capítulos globosos de un azul pálido, aparecen en la parte terminal de los tallos. 
Su fruto es un aquenio rodeado por el cáliz persistente.

El término globularia proviene del latín globulus (glóbulo) y alude a la forma de sus inflorescencias.
El epíteto alypum es una forma latina del vocablo griego alypos que significa inofensivo.

Su nombre más representativo es corona de fraile o corona de frare, que hace referencia al aspecto de sus inflorescencias azul/morado. Aunque también se la conoce con el nombre de: alipo, globularia, siemprejunta, lengua de caballo, zocollada, foixarda, seullada y seullà, entre otras. 
Tradicionalmente se ha utilizado la corona de frare como purgante, debido a la globularetina, y en dosis bajas como laxante. Además de como tratamiento para la gota, alivio del dolor y para reducir la inflamación en las articulaciones. También es estimulante del sistema nervioso central, así como con propiedades cicatrizantes y antitumorales. 

Las hojas en infusión son un buen remedio para la acidez de estómago.

sábado, 21 de noviembre de 2020

Erica multiflora, brezo de invierno, bruc d'hivern, petorrera, brezo, capell, capello

A uno y otro lado sobresalen erguidas, coronadas de rosado, las columnas perennes de los brezos de invierno.

La Erica multiflora es un arbusto perenne muy ramificado de no más de 2,5m de altura, que habita matorrales, bosques claros, colinas rocosas, suelos calcáreos, pinares y encinares. 
Sus ramas rectas de tono acastañado-grisáceo, algo pilosas las jóvenes, acogen en verticilo (brotando de un nudo alrededor del tallo) las pequeñas hojas lineares de entre 6-14mm, verde oscuro, con el margen muy enrollado, de envés casi escondido.
Sus inflorescèncias, situadas en la parte terminal de la planta, rondan los 5cm y muestran pedúnculos glabros, largos, muy finos, rojizos, por debajo de la mitad con 3 foliolos.
Durante casi todo el año produce sus pequeñas flores acampanadas de color rosado muy numerosas y densamente agrupadas. 
Su fruto seco, crece en cápsulas que se abren por 4 valvas y carece de pelos.
El término erica viene del griego ereike (erike) y posteriormente del latín erice, - es / Erica, - ae (brezo). 
El epíteto multiflora proviene del latín multiflorus, multus - a, -um (mucho) y flor, - oris. 
Su principal uso es el ornamental, aunque las ramas floridas presentan propiedades diuréticas, antisépticas y sedante de las vías urinarias, en su tratamiento interno. Su aplicación exterior presenta propiedades astringentes, antirreumáticas, antiinflamatorias tópicas y antihemorroidal.

sábado, 14 de noviembre de 2020

Sorghum halepense, sorgo de Alepo, canyota, cañota, canyet.

En los bordes del barranco, crecen las colonias de pequeñas cañas y espigas verdes del sorgo de Alepo, ondeando con orgullo sus penachos rojo sangre en claro gesto de victoria.

La canyota o sorgo de Alepo es una planta perenne de la familia de las poaceae/gramíneas que, hacia la mitad del segundo año, puede llegar a superar el metro de altura. Crece en agrupaciones numerosas que comparten un mismo rizoma subterráneo-horizontal, a los lados de los caminos con suelo húmedo, en cunetas de carretera, matorrales xerófilos, pinares, encinares y cultivos de regadío. Sus tallos huecos, similares a las cañas pero de menor tamaño, presentan tramos rojizos y pilosos en los nudos donde nacen las hojas.

La hojas son acintadas, de 1 a 4cm de anchura y hasta 50cm de longitud y presentan un nervio central blanco y márgenes escabrosos algo cortantes y vaina redondeada.
Florece de mayo a octubre. Su inflorescencia es en panícula de hasta 50cm de longitud: abierta, con ramas ascendentes (de 7 a 14cm las más largas), glabrescentes o escábridas y espiguillas con 1 flor rojiza en grupos de unas 20.

El fruto, con forma de grano de 2 a 3mm de longitud, permanece oculto por las glumas (especie de hojitas escariosas que rodean las espiguillas).

Etimológicamente el término sorghum proviene de sorgho que significa sorgo o mijo. En cuanto al epíteto halepense, hace referencia a Alepo, su lugar de origen.

Sus raíces tienen propiedades depurativas y sirven para tratar el dolor de muelas. Sus frutos son diuréticos. 

Sirve de alimento a los pájaros, pero puede presentar dolores abdominales en bovinos u otros herbívoros a causa del glucósido con cianuro que contiene la planta; por eso mismo se recomienda someter  a la planta al método del ensilaje (fermentación láctica) para poder utilizarla como forraje. 

Pero si por algo se caracteriza esta planta es por su tremenda capacidad de colonización. Sus potentes rizomas permiten que aunque el resto de la planta muera en las bajas temperaturas del invierno, pueda rebrotar con la llegada de la primavera, además de favorecer un crecimiento en forma de densas colonias a la sombra de las cuales, pocas plantas pueden crecer. Pese a encontrarse a gusto en suelos húmedos, soporta bien la sequía. Y, por si fuera poco, cada planta puede generar de 20000 a 30000 semillas que pueden aguantar durante años hasta el momento idóneo, dispersadas o no, de germinar y comenzar de nuevo el proceso de conquista. 

Con todas estas características, el sorgo de Alepo, común en los bordes de caminos y en pie de guerra en cultivos de regadío (auténtico quebradero de cabeza para los agricultores), es la perfecta candidata para los bordes de los tramos finales de nuestros barrancos.

sábado, 7 de noviembre de 2020

Chamaerops humils, margalló, palma enana, margallón, palmito, dátil zorrero,


No importa el suelo ni la cantidad de agua, basta un sitio soleado, apartado de las sombras de pinos y garroferas para que estos pólipos terrestres, coronados de abanicos verdes, puedan arraigar.


El margallò, la única especie de palmera autóctona de la Península Ibérica, es una planta perenne,  resistente a la sequía y a temperaturas de hasta - 10º, que en estado silvestre rara vez alcanza los 2m de altura. Crece ramificada, lentamente, desde la base; sus troncos están cubiertos por las hojas viejas secas o sus restos.


Se distribuye a lo largo de la costa suroeste mediterránea (excluyendo a Francia) y siendo en las costas mediterráneas de España.


Sus hojas, en forma de abanico de 11 a 43cm de ancho y de 7 a 60cm de largo, son simples, persistentes, palmadas y colgadas de peciolos con espinas laterales de 2 a 3cm. Estas hojas están divididas en numerosos segmentos (de 16 a 32) glaucos o verde-azulados y terminados en ápices bifurcados.


Sus inflorescencias nacen de los troncos, entre las hojas, y miden de 15 a 20 cm de largo. En primavera salen las pequeñas flores color crema, unisexuales o hermafroditas, de una hoja modificada o espata que se abre al madurar.


Produce pequeños frutos carnosos, redondos, de color verde en inicio, rojizos o negruzcos al madurar, que tienen un alto contenido en ácido butírico y presentan propiedades nutritivas, antidiarreícas y astringentes. 


El término Chamaerops viene del griego chamai (bajo) y rhops (vástago) que junto al epíteto latino humilis (humilde) hace referencia al porte pequeño de la planta.


La Chamaerops humilis responde al nombre común de palmito, margallò, bargallò, margallón, dátil zorrero, palma enana y dátil de perro entre otros.

De las hojas se extraen unas hebras llamadas “crin vegetal” que se utilizan en la confección de esteras, escobas, cestas, cuerdas y son utilizadas también por la industria téxtil y papelera.


Las yemas de las hojas, la médula de sus tallos y la espata de las inflorescencia (cuando son tiernas) se pueden comer, frescas o en conserva. Incluso sus raíces, por su dulzor, se han utilizado para confeccionar un sucedáneo de la zarzaparrilla. 


Estos usos son a la vez los que nos han acercado a la planta y los que, por extendidos y abusivos, casi nos  han hecho acabar con ella; ya que hoy se encuentra amenazada en muchas zonas y protegida, entre otras, en nuestras mismas tierras. 

Por suerte, para esta y cualquier otra planta, el criterio de “utilidad” se va ampliando y hoy en día se valoran otra serie de características más relevantes para el medio en el que se desarrollan. Y es que el margallò con su resistencia a la sequía, y adaptabilidad a todo tipo de suelos se convierte en un candidato perfecto para repoblar espacios semiáridos. Sus frutos sirven de alimento a muchas especies autóctonas tales como zorros y conejos, nutriendo al animal y ayudando a la dispersión de las semillas. Además su morfología densa y espinosa la convierte en una candidata perfecta para la cría de otras tantas especies.