sábado, 14 de noviembre de 2020

Sorghum halepense, sorgo de Alepo, canyota, cañota, canyet.

En los bordes del barranco, crecen las colonias de pequeñas cañas y espigas verdes del sorgo de Alepo, ondeando con orgullo sus penachos rojo sangre en claro gesto de victoria.

La canyota o sorgo de Alepo es una planta perenne de la familia de las poaceae/gramíneas que, hacia la mitad del segundo año, puede llegar a superar el metro de altura. Crece en agrupaciones numerosas que comparten un mismo rizoma subterráneo-horizontal, a los lados de los caminos con suelo húmedo, en cunetas de carretera, matorrales xerófilos, pinares, encinares y cultivos de regadío. Sus tallos huecos, similares a las cañas pero de menor tamaño, presentan tramos rojizos y pilosos en los nudos donde nacen las hojas.

La hojas son acintadas, de 1 a 4cm de anchura y hasta 50cm de longitud y presentan un nervio central blanco y márgenes escabrosos algo cortantes y vaina redondeada.
Florece de mayo a octubre. Su inflorescencia es en panícula de hasta 50cm de longitud: abierta, con ramas ascendentes (de 7 a 14cm las más largas), glabrescentes o escábridas y espiguillas con 1 flor rojiza en grupos de unas 20.

El fruto, con forma de grano de 2 a 3mm de longitud, permanece oculto por las glumas (especie de hojitas escariosas que rodean las espiguillas).

Etimológicamente el término sorghum proviene de sorgho que significa sorgo o mijo. En cuanto al epíteto halepense, hace referencia a Alepo, su lugar de origen.

Sus raíces tienen propiedades depurativas y sirven para tratar el dolor de muelas. Sus frutos son diuréticos. 

Sirve de alimento a los pájaros, pero puede presentar dolores abdominales en bovinos u otros herbívoros a causa del glucósido con cianuro que contiene la planta; por eso mismo se recomienda someter  a la planta al método del ensilaje (fermentación láctica) para poder utilizarla como forraje. 

Pero si por algo se caracteriza esta planta es por su tremenda capacidad de colonización. Sus potentes rizomas permiten que aunque el resto de la planta muera en las bajas temperaturas del invierno, pueda rebrotar con la llegada de la primavera, además de favorecer un crecimiento en forma de densas colonias a la sombra de las cuales, pocas plantas pueden crecer. Pese a encontrarse a gusto en suelos húmedos, soporta bien la sequía. Y, por si fuera poco, cada planta puede generar de 20000 a 30000 semillas que pueden aguantar durante años hasta el momento idóneo, dispersadas o no, de germinar y comenzar de nuevo el proceso de conquista. 

Con todas estas características, el sorgo de Alepo, común en los bordes de caminos y en pie de guerra en cultivos de regadío (auténtico quebradero de cabeza para los agricultores), es la perfecta candidata para los bordes de los tramos finales de nuestros barrancos.

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