sábado, 27 de junio de 2020

Delphinium gracile, Esperó de cavaller, Espuela de caballero


Esta planta anual de unos 70cm de altura es una sorpresa en toda regla. Llevo todo el año paseando por la zona sin tener noticias de ella y al llegar junio, sin previo aviso, dispara el tono añil de sus flores entre el territorio seco y pedregoso en el que suele arraigar. Esto es así porque el único rastro de la planta desde febrero a marzo son las rosetas de sus hojas a ras de suelo y, en mayo, sus tallos sin vellosidad, secos en apariencia y tan finos que apenas llaman la atención entre las gramíneas y otras hierbas que crecen junto a ella.
 
Su nombre viene del griego Delphinion (delfín) por la forma de sus flores similar a la espalda del animal y también se le asocia a su nombre popular Espuela de caballero. En cuanto a su epíteto: Gracile, viene del latín gracilis, -e (delgado, esbelto) en referencia a sus tallos.


Sus hojas inferiores se dividen en segmentos largos muy finos, mientras que las superiores, dispersas, muy escasas, son simples y lineares.

 
De junio a agosto florece en racimos laxos de 13 a 15 flores de un intenso tono añil, irregulares con la larga espuela hacia arriba de 1,5 a 2cm que le da su nombre.

Sus frutos son de tipo folículo en grupos de tres cápsulas erectas, en cuyo interior pueden verse una gran cantidad de pequeñas semillas de color negro.
 

Encontraremos esta planta en los bordes de los caminos, suelos pedegrosos y campos sin cultivar, junto a coscojas, tomillos, castañuelas, algunas gramíneas entre las que se camufla magníficamente y otras plantas de ámbito soleado y seco.

Finalmente la espuela de caballero honra al aspecto afilado de su nombre ya que su toxicidad no la hace apta para el consumo o para usos de tipo medicinal.

sábado, 20 de junio de 2020

Helianthemum siryacum, romer blanc, romero blanco, romerillo, hierba sana


Si al pasear, bajamos la vista hacia los bordes secos y pedregosos de nuestros caminos, nos encontraremos con el romer blanc. Lejos de la sombra, cerca del romero, la bufalaga y el tomillo esta mata de cepa leñosa, que raramente excede los 40cm, destaca por el color verde-grisáceo de sus hojas, en ocasiones de un blanco nevado. Y es ante ese tono ceniza, casi mortecino, donde contrasta enormemente la explosión de vida del amarillo potente de sus flores.

Al acercarnos, vemos que sus hojas, similares a las del romero aunque más alargadas, crecen opuestas, con fascículos de hojitas en sus axilas, aplanadas, de bordes revueltos, nervio marcado y con abundantes pelos cortos y estrellados. Algunos ejemplares muestran un color más oscuro en el haz que pueden llevar a confusión.


Sus flores de un amarillo intenso sin manchas, surgen en primavera, agrupadas como si de racimos se tratara en los extremos superiores de la planta y contienen 5 pétalos, 5 sépalos (las hojas que forman el cáliz de una flor), numerosos estambres y un pistilo.


En cuanto al fruto, sale en primavera y verano, en cápsula de 3-4mm, más corta que el cáliz, y contiene de 3-6 semillas de 1,5mm.


Su nombre proviene del griego: Helios (sol) y Anthemos (flor), y del latín: syriacum (Siria, refiriéndose a su origen).


Como buena planta perenne de zonas soleadas está perfectamente adaptada al calor y a la escasez de agua. Su reducido tamaño, la vellosidad que la cubre, el tono blanquecino y la torcedura del extremo de sus hojas son las armas que esgrime frente a la exposición continua y directa al sol. Además tiene una excelente capacidad para extraer agua del suelo seco y pedregoso en el que vive. Recientes estudios (2014) apuntan a que estas guerreras, y otras plantas de características similares, que crecen en zonas de placas de yeso consiguen extraer agua de la estructura cristalina del yeso; si sacan agua de ahí, qué no van a hacer en estas tierras.
Aquí dejo un par de links al respecto porque de ser así, la cosa tiene miga:

https://www.investigacionyciencia.es/noticias/una-nueva-fuente-de-agua-12456

https://www.nature.com/articles/ncomms5660 

sábado, 13 de junio de 2020

Thymelaea hirsuta, Bufalaga, Pala marina



 Encontramos este arbusto de la familia de las Thymelaeaceae en los bordes de los caminos, en zonas semiáridas y cultivos semiabandonados o poco trabajados (algarrobales y olivares), donde se cuela con bastante facilidad.

En un primer contacto, la Bufalaga, que por estas tierras alcanza los 1,5m de altura, se nos muestra lánguida con sus ramas colgantes y ofrece una falsa idea de fragilidad, pues es otro buque insignia de nuestro bosque: poco necesitada de agua, bien acomodada al sol, con tallos fuertes y resistentes, grisáceos y erguidos los más veteranos, y ese verdor perenne que le hace, como a la mayoría de nuestro bosque, continuar creciendo en pleno invierno cuando el resto duerme. Un mar velloso verde de hileras de hojas carnosas, salpicado por el amarillo de sus pequeñas flores.


Al acercarnos podemos observar mejor sus hojas carnosas, ligeramente curvadas hacia adentro, de un verde intenso en el envés o parte exterior, sorprendentemente blanquecinas, debido a la vellosidad, en su parte interior o haz. Unas a otras se superponen describiendo una forma que recuerda a las puntas de los espárragos y que conforman las columnas colgantes repletas de flores características de la planta.


Florece de octubre hasta bien entrado junio, por lo que podremos ver ese amarillo vistoso en pleno invierno. Sus flores crecen en grupos de 2 a 4, y presentan 4 lóbulos.

Su fruto, con forma de nuez, mide de 2,5 a 5mm.

La Bufalaga se encuentra desde Gerona hasta Cádiz, en las Baleares, en el Norte de África y en el Algarve portugués.

La resistencia de sus tallos ha hecho que se utilizaran para confeccionar escobas con las que barrer las eras y, dado el aguante de su madera frente al calor, para limpiar los hornos de cenizas y rescoldos.

sábado, 6 de junio de 2020

Helichrysum stoechas, Sempreviva, Perpetua

 
El término Helichrysum stoechas proviene del griego helix (enrollado) , crisos (oro) y stoechas (alineado). Pero es conocida sobretodo por el nombre de siempreviva, sempreviva, perpetua o flor de tot l'any.

Esta planta herbácea de la familia de las asteráceas crece en suelos áridos y rocosos, suele estar cerca del tomillo, resiste bien la sequía, soporta las altas temperaturas, le gusta el sol y en invierno parece fallecer, convirtiéndose en un amasijo leñoso. Pero, haciendo honor a su nombre, la siempreviva renace con la llegada de la primavera, erigiendo sus tallos tormentosos de hasta 70cm de altura, en forma arbolada, con ese característico tono verde grisáceo cercano al azul que se da en otras plantas de la zona como la Corona de frare y que contrasta de forma increíble con el amarillo intenso de sus "copas" florales formadas por pequeñas semiesferas.

Sus hojas son vellosas, estrechas, lineares, con el borde enrollado, y al frotarlas despiden un olor característico que recuerda al curri.

La época de floración es de abril a julio. Sus flores, de 3 a 4mm, se agrupan en capítulos subesféricos en el extremo superior de los tallos: flosculosas (en forma de tubo) hermafroditas en el centro, filiformes (forma de hilo) femeninas en la periferia. El involucro (la parte inferior pegada a la agrupación floral) está formado por 3-4 filas de brácteas (pequeñas hojas de esa zona) sin vellosidad, superpuestas unas sobre otras y de coloración amarillo anaranjada.

El fruto es un aquenio de entre 0,3 y 0,5mm de color pardo. Las semillas se dispersan a través del viento.

Entre sus usos medicinales la siempreviva destaca como antipirético, contra la bronquitis y otras afecciones respiratorias.